Gastón no tiene amigos, siempre está solo, no juega fútbol como los demás conejos del colegio y hasta él mismo se considera tonto, pues le da pena participar en clase, y aunque sepa la respuesta a la pregunta formulada prefiere guardar silencio.
Gastón se encuentra triste y pocas cosas le divierten, pues la timidez le impide actuar y ser sociable, hasta que un día se enfrenta a la necesidad de ayudar a su mejor amiga, que ha sufrido un accidente, y esto le permite demostrar su solidaridad y compañerismo, superando de esta manera su temor a actuar y a demostrar sus capacidades.
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